DisEnchanted Boys
"DisEnchanted Boys" es un proyecto sobre la personalidad masculina en el mundo de la fantasía y la realidad. Intento, con ello, explorar la presencia de personajes masculinos, en papeles tradicionalmente femeninos o en actitudes no habituales en lo que se considera propio de los hombres. Sensibilidad, delicadeza, fragilidad, abandono, rendición, tristeza, dulzura, debilidad... son términos que en un hombre suenan inapropiados incluso hoy, y que en una mujer son, como mucho, tolerados, aunque ya tampoco deseables. De la mujer se espera sumisión, pero también resistencia para aguantar lo que le echen. De un hombre se espera potencia, agresividad, empuje, fortaleza... Nuestra sociedad impone tabúes importantes sobre las emociones que no considera deseables, y se las arrebata al entorno masculino aplicándole esos apelativos al mundo femenino, que como bien sabemos, sigue siendo ampliamente despreciado. Sin embargo yo me pregunto: ¿Qué fue antes? ¿El mundo comenzó a tachar a la mujer de "débil y frágil" porque eran condiciones despreciables o se convirtieron en condiciones despreciables porque se le achacaron a la mujer? ¿Empezó esa discriminación de las emociones con las sociedades patriarcales o eran rechazadas desde el principio, cuando suponían un condicionante para la supervivencia? Me inclino a pensar que más bien lo segundo, y que se le achacaron a la mujer posteriormente, durante el alzamiento de las sociedades patriarcales. Sea como sea, la realidad hoy es que los hombres se encuentran emocionalmente mutilados en cualquier manifestación que no implique ser el macho alpha, y que yo quiero explorar todas esas emociones y roles prohibidos. Por eso he empezado Enchanted Boys, un trabajo paralelo a otros con el mismo fondo -que es mi motivo principal a la hora de fotografiar-, pero integrado en un sector que es tradicionalmente parte del mundo del modelaje femenino: La Fantasía; Princesas, hadas, sirenas y ángeles criaturas son mayormente interpretadas y modeladas por mujeres, mientras que al hombre se le reserva un único papel: Guerrero, rey, mago, en suma, detentación del poder... Actualmente hay muchos proyectos que exploran esos papeles dominantes o independientes desde el punto de vista femenino, siendo encarnados por mujeres pero... ¿Por qué nadie investiga el punto contrario? Porque siguen siendo emociones y papeles socialmente despreciados, aunque sean indispensables para una sociedad equilibrada y un mundo emocional interior sano en el que estos papeles debieran ser representados tanto por hombres como por mujeres de un modo completamente natural.
"DisEnchanted Boys" is a project about the male personality in the world of fantasy and reality. I try, with this, to explore the presence of masculine characters, in traditionally feminine roles or in attitudes that are not habitual in what is considered proper to men. Sensibility, delicacy, fragility, abandonment, surrender, sadness, sweetness, weakness ... are terms that in a man sound inappropriate even today, and that in a woman are, at most, tolerated, although not already desirable. Submission is expected, but also resistance to endure what they throw at him. A man is expected power, aggressiveness, drive, strength ... Our society imposes important taboos on emotions that do not consider desirable, and snatches the male environment by applying those names to the female world, which as we know, is still widely despised. However I ask myself: What was before? Did the world begin to call the woman "weak and fragile" because they were despicable conditions or became despicable conditions because they were blamed on women? Did this discrimination of emotions begin with patriarchal societies or were they rejected from the beginning, when they were a condition for survival? I am inclined to think that rather the second, and that the woman was blamed later, during the rise of patriarchal societies. Be that as it may, the reality today is that men are emotionally mutilated in any manifestation that does not involve being the alpha male, and that I want to explore all those forbidden emotions and roles. That's why I've started Enchanted Boys, a parallel work to others with the same background - which is my main reason when it comes to photographing - but integrated into a sector that is traditionally part of the world of female modeling: La Fantasía; princesses, fairies, sirens and angels creatures are mostly interpreted and modeled by women, while man is reserved a single role: warrior, king, magician, in short, possession of power ... Currently there are many projects that explore those roles dominant or independent from the feminine point of view, being incarnated by women but ... Why is nobody investigating the opposite point? Because they are still emotions and socially despised roles, although they are indispensable for a balanced society and a healthy inner emotional world in which these roles should be represented by both men and women in a completely natural way.
Anhedonia
De tintes autobiográficos, Anhedonia intenta reflejar las emociones que vive la autora durante una historia de amor/desamor en la que se siente captora de la voluntad de otro, y el desarrollo de este viaje a través de la culpa y el despojo de su propia identidad en el intento de llegar hasta un hombre que se presenta como “emocionalmente no disponible”. El ojo de la exposición, sin embargo, al igual que el suyo, está puesto en el compañero, no en sí misma, al que simboliza a través de pequeños momentos y detalles que quedaron grabados en su recuerdo al modo de una danza que, el psicólogo Antonio Abad, llamaba: “El tango sadomasoquista”. La historia, que tiene lugar entre la autora y un viejo amigo de juventud reencontrado tras décadas de silencio, comienza con una aproximación a través del cuidado y del afecto, para luego ir tornándose más oscura a medida que él se va haciendo consciente de la intensidad de los sentimientos de su amiga, y comienza a distanciarse ante el pavor que le producen. De este modo, y bajo la condición anhédónica de su estado de ánimo, debido a su frágil salud y sus síntomas depresivos, él empieza a manifestar deseos de huída, siempre sugeridos, nunca abiertamente expuestos y ella a sentirse responsable de un secuestro emocional que va minando su autoestima y la capacidad de permanecer a su lado. Ambos estados se retroalimentan de un modo enfermizo: él es una persona que ha tenido escasos compromisos emocionales, y ella todo lo contrario, lo que hace que el co-protagonista se sienta excesivamente requerido pese a la distancia que media entre ambos y que desarrolle maniobras de evitación cada vez más sofisticadas.
La exposición cuenta la historia de ambos a través de unos pocos elementos simbólicos, algunos de los cuales no dejan de tener un origen anecdótico bastante inverosímil, como el hecho del que el modelo, al que la autora eligió por cierta semejanza física, tuviera una peculiaridad en el pecho llamada “Pectum Excavatum” que ella no había buscado, pero que es común al verdadero protagonista de la historia, y que en varios de los escritos que acompañan a esta exposición, representan la anhedonia en sí misma: un agujero emocional, una apatía sentimental, que podría entenderse como propia de un hombre al que han arrancado el corazón y en cuyo lugar ha quedado un hueco.
Otra casualidad increíblemente significativa fue descubrir que el hilo de lana roja, utilizado en la sesión, es en la mitología japonesa, el modo en que los dioses atan entre sí a dos personas destinadas a estar unidas por siempre. Y esta casualidad cobra aún tintes más desconcertantes si tenemos en cuenta que en una carta de hace treinta años, tras romper la amistad con ella, nuestro protagonista, cerró la misiva con la sentencia: “Me despido de ti, aunque no definitivamente. Sé que volveremos a encontrarnos porque el destino tiene una fijación con nosotros.”
El destino tardaría treinta años en actuar cuando, mirando una fotografía propia, la autora descubre en su sonrisa, un 'no se qué', que le recuerda inmediatamente la sonrisa de él en una fotografiá de juventud, y se anima a buscarlo con el fin de retomar el contacto.
With autobiographical dyes, Anhedonia tries to reflect the emotions experienced by the author during a love / heartbreak story in which she feels like a captor of the will of another, and the development of this journey through guilt and the dispossession of her own identity. in an attempt to reach a man who presents himself as "emotionally unavailable." The eye of the exhibition, however, like hers, is on the partner, not on herself, whom she symbolizes through small moments and details that were etched in her memory in the manner of a dance that, the psychologist Antonio Abad, called: "The sadomasochistic tango." The story, which takes place between the author and an old friend from his youth who has been rediscovered after decades of silence, begins with an approach through care and affection, and then becomes darker as he becomes aware of the intensity of her friend's feelings, and begins to distance herself from the dread they produce. In this way, and under the anhedonic condition of his state of mind, due to his fragile health and his depressive symptoms, he begins to express wishes to escape, always suggested, never openly exposed, and she feels responsible for an emotional kidnapping that is going on. undermining his self-esteem and the ability to stay by his side. Both states feed off each other in an unhealthy way: he is a person who has had few emotional commitments, and she is quite the opposite, which makes the co-protagonist feel excessively required despite the distance between them and that he develops maneuvers increasingly sophisticated avoidance methods.The exhibition tells the story of both through a few symbolic elements, some of which are not without a rather implausible anecdotal origin, such as the fact that the model, which the author chose due to a certain physical resemblance, had a peculiarity on the chest called "Pectum Excavatum" that she had not looked for, but that is common to the true protagonist of the story, and that in several of the writings that accompany this exhibition, represent anhedonia itself: an emotional hole, a sentimental apathy, which could be understood as typical of a man whose heart has been torn out and in whose place a hole has been left. Another incredibly significant coincidence was the discovery that the red woolen thread, used in the session, is in Japanese mythology, the way the gods tie together two people destined to be together forever. And this coincidence takes on even more disconcerting overtones if we consider that in a letter from thirty years ago, after breaking his friendship with her, our protagonist closed the letter with the sentence: “I say goodbye to you, although not definitively. I know that we will meet again because fate has a fixation on us. " Fate would take thirty years to act when, looking at a photograph of her own, the author discovers in her smile, an 'I don't know what', which immediately reminds her of his smile in a photograph of her youth, and is encouraged to look for it in order to to get back in touch.